Sebastián Echavarría
Otra señal de que el amor emana es la pérdida de noción sobre el tiempo al estar junto a la persona amada. El amante disfruta de una forma tan desmesurada el pasar tiempo con el amado, que pierde por completo la noción de los segundos, minutos y horas. Pueden pasar horas enteras en charlas de temas tan insignificantes como el aleteo de una mariposa, pero bien sabemos que el aleteo de una mariposa puede desencadenar un huracán de grandes dimensiones. Lo mismo pasa con el amante, tanto tiempo invertido admirando, disfrutando y simplemente amando a una persona desembocan en el sentimiento de necesidad por tener un tiempo del día para poder disfrutar al lado del amado. Sobre esto he dicho en un poema.
“Un segundo a tu lado, amada mía,
es suficiente para darme un día entero de euforia.
Una sola mirada de tus ojos dentro de los míos,
hace que mi eternidad se transforme,
tal como se transforma la oruga en mariposa,
en la más bella versión de sí.”
Es esa sensación de extrema necesidad la que se siente cuando se está mucho tiempo sin estar en contacto con el amado. Al amar a alguien la persona se une con su amado por medio de un vínculo que, a medida que pasan los años y ocurren todos los eventos que logran forjar un amor duradero, se va fortaleciendo. Lo que se forma con mucha dificultad, no se deshace con facilidad. Así mismo actúa el amor verdadero cuando 2 (dos) tortolos se aman y son capaces de dar, hacer y actuar de cualquier manera con tal de invertir tiempo con su amado. Cuando no hay tiempo suficiente pasa algo extraordinario. Los amantes, como si fueran dioses creadores, tienen la forma de crear una hora más en el día para poder verse con la persona que aman.
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