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El azote del arte y las letras, Isabella Pulgarín López

Es el amor un misterio del corazón que tal vez nunca lleguemos a ventilar. Aquellas palpitaciones tan intensas como un temblor de tierra, aquellos pensamientos, concentrados siempre en el ser amado, esa emoción por acercarse a él. O al menos por verlo. Verlo sería alegrar completamente el día del enamorado. Esa sonrisa tonta que es obligado a esbozar cuando siquiera piensa en su amante, aquel salto del corazón cuando se acerca, aquella sensación de derretimiento al escuchar su voz…


Diría cualquiera que las señales del amor no otorgan ningún beneficio, que sólo sirven para exaltar y alterar nuestra existencia. ¡Pero no! Los frutos de sentir amor no siempre pretenden entorpecer la vida del encariñado. Por el contrario, uno de ellos es el que nos hace soñar a cada uno de nosotros, pues, al pensar en un poeta, a nuestra mente viene el amor. No necesariamente amor por un ser que respire el mismo aire que él, sino un amor espiritual. Amor por la vida, amor por la naturaleza, amor por su pluma… Es cierto, el amor distorsiona los sentidos e invade la mente como un molesto parásito, pero ofrece algo que de ninguna otra manera podría alcanzarse: La inspiración.


Con la vista del ser amado, de versos se llena la mente del lírico. Inundan su cuerpo las palabras: Transitan por sus venas, deambulan por su carne y ahogan a su corazón. Aquel sentimiento abrumador lo obliga a confinarse en su estudio por días, a escribir sobre las palabras que lo atacaron como el mar ataca la costa de la playa. ¡Y el artista! Se llena de colores su mundo, y se estampan en su rostro miles de imágenes cautivadoras cuando capta un atisbo de su amante. Tiemblan sus manos y parece brillar por la emoción de plasmar sus nuevas ideas. Como el poeta, debe internarse en su taller para dejar evidencia de la sublime experiencia que acaba de arrollarlo.

Como escribí hace años:


La inspiración es seductora mas no es gentil.

Por eso, el amor, acompañado de su amiga la inspiración,

sacude al poeta y al artista con su simple presencia

y lo captura en su mente por el tiempo que desea.


Así que, querido lector, si observas a alguien y de repente te embisten miles de palabras e imágenes hermosas y aterradoras, ten por seguro que acabas de ser golpeado por las flechas de Eros. Espero que mi inspiración actual no signifique que estoy enamorado porque, por Dios, eso sería lo mejor y lo peor que podría pasarme en la vida.


¡Oh imponente inspiración, azote del arte y las letras,

Que golpeas a los bellos poetas con tus temibles rayos!

Dime, te ruego, el origen de tus eternos resplandores

¿Será el amor, el corazón, el alma del embelesado?


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